Fue en una farmacia en San José de Costa Rica pero podría haber sido en cualquier ciudad latinoamericana. Un italiano se quejaba a voz en cuello del precio de la caja de Lipitor (atorvastatina), medicina contra el colesterol que tiene que tomar de por vida diariamente, pues –decía– el precio era diez veces más alto que en Europa. El administrador de la farmacia intentaba una justificación en torno a la pequeña dimensión del mercado costarricense y la gula de los distribuidores.

Sin desmerecer las acotaciones del boticario, el hecho contundente es que los sistemas de comercialización en América Latina tienden a “ningunear” el peso de los medicamentos genéricos, ya que les deja un margen de ganancia unitario mucho menor. La debilidad en los sistemas de regulación de nuestros Estados repercute, así, en que un poblador latinoamericano medio, con ingresos muy bajos, muchas veces tiene que pagar por el mismo medicamento más del doble de lo que tiene que abonar en Europa un comprador mucho más acomodado.

Hay, sin embargo, un problema mucho más de fondo: la amenaza de que las reglas internacionales sobre patentes de medicamentos se modifiquen para alargar los períodos de protección de las mismas y, en consecuencia, extender los plazos para que se puedan usar en la producción de genéricos. Como ya lo he comentado en esta misma columna hace un año (La República 9/1/14), las discusiones para el TPP (“Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica”) que se viene negociando entre 12 países del espacio Asia-Pacífico, incluyen al Perú (más no así a países fundamentales del área como China, Corea o Indonesia) y este es uno de los puntos más críticos de la agenda.

Miles de millones de dólares están de por medio y en esa discusión el Perú tiene algo que decir. O mejor dicho, debe estar diciendo algo pero los peruanos no estamos siendo informados, pues las negociaciones del TPP son secretas. Tanto que casi nadie sabe que existen ni sobre el impacto que pueden tener en la vida diaria de millones de personas, incluidos los 30 millones de peruanos. Son muy escasos los comunicados informativos en el curso de las negociaciones y lo que se conoce de ellas es más que todo gracias a Wikileaks.

Uno de los capítulos temáticos de esta poco transparente negociación del TPP tiene que ver con propiedad intelectual y las nuevas reglas para los plazos de patentes que se vienen planteando; no para “apretarlas”, sino para alargarlas, con los obvios efectos en el acceso y precios de medicamentos, especialmente aquellos para tratar enfermedades complejas. Estos serían cada vez más caros, lo que afectaría especialmente a los pobres en los países emergentes, pues es allí en donde se estima crecerá el mercado mundial de medicinas a tasas de 10-13% anual, mientras en los países ricos lo hará a solo 1-4% anual.

El Nobel Joseph Stiglitz se refirió al tema esta semana en un artículo en el New York Times en el que denunciaba el secretismo de las negociaciones del TPP de la semana pasada en Nueva York. Parecería que la “madre del cordero” son las patentes y los genéricos, en torno a lo cual gira la presión y lobbies de las grandes empresas farmacéuticas en negociaciones a las que ni siquiera tienen acceso altos funcionarios de los países participantes. Como lo dice Stiglitz, parecería que, empezando por el mercado de EE.UU., estas corporaciones quieren “recuperar” con el TPP el lucrativo espacio que se les redujo cuando la proporción de medicamentos genéricos consumidos pasó del 19% (1984) a 86% en la actualidad. Y su objetivo en el resto del mundo sería tornar mucho menos accesibles los genéricos.

El contenido de las negociaciones es complejo y no hay manera de que se analice en un artículo de esta naturaleza. Sólo quiero resaltar lo más evidente y de cuidado que es, primero, lo delicado del tema que está sobre la mesa negociadora y, segundo, lo preocupante de la falta de transparencia en la información. Ni el público peruano en general ni el Congreso están informados. ¿Se tiene, acaso, la opinión favorable del Ministerio de Salud? ¿O, está al margen, como lo estuvo el Ministerio de Trabajo en la “ley pulpín” que versaba sobre materia laboral?


Publicado originalmente en el Diario La República.

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